Ir al contenido principal

La sombra del arce



En contraste, nuestro mundo interno permanece en la sombra. Nuestra mente es también como un jardín secreto abandonado en el que las zarzas y las malas hierbas, -los pensamientos obsesivos y las emociones perturbadoras,crecen por doquier.

 Resultado de ello es un estado mental y emocional confuso, agitado, en definitiva, insatisfactorio. Sentimos malestar pero no sabemos lo que nos pasa. "Lo que nos pasa es que no sabemos lo que nos pasa. Por eso nos pasa lo que nos pasa", decía Ortega y Gasset.


Reconocer nuestras emociones, nuestros procesos mentales y cognitivos es de vital importancia para poder crecer a nivel personal de una manera sana, no solo para nosotros, si no tambien para nuestro entorno mas cercano.


El entorno que nos rodea puede ser tenso, hostil y árido. En ocasiones este entorno se vuelve inhabitable, en gran medida por el impacto que nuestras emociones descontroladas tienen en el.

No obstante, por fuerte que sea la tormenta, por fuerte que el sol proyecte su calor sobre nosotros, podemos hacer de nuestra mente un lugar de descanso, un refugio en el que podamos gestionarnos, aceptarnos y crecer.

Cuando hayamos un espacio en el que reconocer esos patrones de pensamientos que nos acompañan cada día a lo largo de la vida, comenzamos un proceso de aceptación a través del cual podemos iniciar el primer paso para un cambio real.


Al igual que un arce proyecta una sombra alargada en la que refugiarnos del sofocante calor y sus ramas ofrecen cobijo cuando la tormenta impide el avance en el  camino, nuestra mente puede también proyectar una sombra protectora desde la que aprender a vivir el presente, aceptarnos, con nuestras luces y sombras, con todas nuestras emociones y vivencias.



Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog